¿Os imagináis una pequeña bahía de aguas cristalinas, abrazada por colinas con una exuberante vegetación y salpicada de exclusivas mansiones?, ¿un pequeño y encantador pueblo costero con casas de fachadas color pastel y balcones adornados con flores de vivos colores?, pues este encantador pueblo existe, se encuentra situado en una bahía realmente bonita en la región de Liguria, Italia y se llama Portofino, un lugar con una atmósfera mágica en el que puedes notar la elegancia de la zona, pero también lo auténtico del lugar y en este post vais a descubrir que ver en un día en Portofino.

Las trattorias ofrecen delicias frescas del mar, pasta al pesto y mariscos exquisitos, mientras que los restaurantes en las colinas que no tuvimos la suerte de visitar deben tener unas vistas panorámicas impresionantes del puerto.

Fue en la primavera del 2022 cuando el rodar de nuestro coche nos llevó hasta este increíble lugar, pero os voy a explicar cómo llegar a Portofino, pues no es fácil, así que toma nota.

COMO LLEGAR

  • En coche, si prefieres conducir, puedes alquilar un coche y dirigirte a Portofino, pero debéis saber que las carreteras pueden ser estrechas y con bastantes curvas. Además, Portofino tiene un estacionamiento público, pero es limitado, por lo que es recomendable llegar temprano para asegurarte un lugar donde aparcar.
  • Avión, el aeropuerto más cercano a Portofino es el Aeropuerto Internacional de Génova, que se encuentra a aproximadamente 40 kilómetros al noroeste de Portofino en Skyscanner encontrareis muchas opciones y al mejor precio. Desde el aeropuerto, puedes tomar un taxi o un servicio de transfer privado hasta Portofino.
  • En tren, hay que llegar a la estación de tren de Santa Margherita Ligure, pueblo ribereño a tan solo unos pocos kilómetros, donde se encuentra la estación de tren más cercana a Portofino. Puedes llegar a Santa Margherita Ligure desde varias ciudades italianas importantes, incluyendo Génova, Milán y Florencia. Desde la estación de tren de Santa Margherita Ligure, puedes tomar un corto trayecto en taxi o un barco a Portofino.
  • Por barco, si te encuentras en una ciudad costera cercana, como Santa Margherita Ligure o Rapallo, puedes tomar un barco hasta Portofino. Esta es una forma pintoresca y encantadora de llegar a la ciudad, ya que te brinda una vista espectacular de la costa italiana, la bahía y el pueblo de Portofino.

Y ahora sí, a disfrutar de un día espectacular en este lugar tan bonito y para eso seguir leyendo un ratito más este post y descubriréis todos los sitios que no os podéis perder de este maravilloso pueblecito.

QUÉ VER

Puerto de Portofino

Este lugar es encantador, el puerto de Portofino es una joya escondida en la Riviera Italiana. Los yates y veleros de lujo muchos y algunos muy grandes, se entremezclan con los pequeños barcos pesqueros y se mecen suavemente en el agua cristalina, mientras cientos de turistas pasean por las estrechas calles empedradas llenas de elegantes boutiques y acogedores cafés al aire libre. Nosotros estuvimos a finales de mayo, con un día radiante, espectacular y aunque había turistas en ningún caso estaba masificado, pudimos disfrutar de un día muy bonito.

La estampa no puede ser más bonita, la Vía Calata Marconi en la ribera se encuentra repleta de restaurantes donde comer o simplemente tomarte un buen vino y aperitivo junto al mar como hicimos nosotros en la vinoteca Winterose Wine Bar el mejor lugar para hacer una parada, y disfrutar de una deliciosa copa de vino junto al mar, ¡simplemente fantástico!

Todas las calles desembocan inevitablemente en la Piazza Martiri dell’Olivetta, junto al mar como no puede ser de otra manera en Portofino y desde donde parten el resto de calles y rutas hacia el resto de lugares que ver o visitar.

Iglesia de San Martín

Pequeña y bonita iglesia situada en el casco histórico de Portofino de orígenes romanos y que data del siglo X. Nosotros nos adentramos por una estrecha calle situada junto a la galería de arte de Portofino en la Piazza Martiri dell’Olivetta y tras un breve paseo siempre cuesta arriba llegas a esta bonita iglesia. Ya la puerta de entrada llama la atención pues hay una representación en bronce bastante llamativa. Según pudimos saber representa un acontecimiento ocurrido en el siglo XVIII cuando San Giorgio protegió a Portofino de un ataque de piratas, desatando una tormenta que ahuyentó a los barcos de la bahía. El interior es bonito y está muy cuidado, con unos bonitos frescos en el techo y una sucesión de columnas de mármol blanco y arcos a cada lado de la nave. Lo cierto es que merece una visita, y solo te llevará un ratito, pues no es muy grande y se encuentra muy céntrica.

La Iglesia de San Giorgio

Esta iglesia se encuentra de camino al Castello Brown, la iglesia de San Giorgio de forma casi ovalada, con altares y suelos de mármol, está dedicada a San Jorge Mártires, lo cierto es que el interior no es tan bonito como la anterior pero el lugar donde se encuentra ofrece unas bonitas vistas de la bahía de Portofino. En el interior todavía se conservan algunas pinturas valiosas, pero muchas de las obras que alguna vez estuvieron albergadas se han perdido, la iglesia ha sido destruida y reconstruida varias veces desde su construcción.

Castello Brown

Lo cierto es que el paseo hasta este lugar ya ofrece unas vistas espectaculares de Portofino, es un sugerente paseo entre muros de roca y frondosas colinas donde irán surgiendo bonitos rincones para hacer una parada y echar unas bonitas fotos hasta llegar al castillo. Fue construido originalmente en el siglo XVI como una fortaleza defensiva para proteger el pueblo de las incursiones piratas. A lo largo de los siglos ha pasado por diversas renovaciones y ampliaciones, lo que ha contribuido a su aspecto actual. En el interior del castillo, hay varias exposiciones que cuentan la historia del lugar y de la región.

Sin embargo, lo mejor del Castello Brown son las vistas que desde sus murallas y torres se tienen de Portofino, con sus casas de colores pastel, el puerto lleno de barcos y yates, y el mar brillando bajo el sol, merece la pena pagar la entrada para disfrutar de estas vistas, es un lugar perfecto para tomar fotografías.

Faro de Portofino

El Faro de Portofino se encuentra en las laderas de la montaña, a la entrada de la famosa bahía. Se llega continuando el camino que te lleva al Castillo Brown a través de un pequeño camino rodeado de una mezcla de vegetación entre los que empiezan a destacar los pinos mediterráneos, y una vez allí las vistas que se presentan son impresionantes, tan bonitas como las que puedes ver desde el castillo y durante todo el camino. La verdad es que merece la pena seguir cinco minutos más y llegar a este increíble lugar.

Un día en Portofino
Camino al faro de Portofino

Baia Cannone y Abadía de San Fruttuoso

No quería dejar pasar la ocasión de contaros algo sobre estos dos lugares, aunque es verdad que no tuvimos ocasión de visitarlos, el día no daba para más. El primero es una pequeña bahía que sin duda habréis visto una y mil veces en las historias de Instagram, con bonitos edificios de colores y una pequeña playa de piedras. Si vais como nosotros en primavera igual no hay mucha gente, pero en verano se encuentra bastante masificada, se puede llegar desde Portofino dando un pequeño paseo.

Abadía de San Fruttuoso. Otro lugar de aguas cristalinas en medio de unos parajes naturales bellísimos, eso sí muy masificado en verano y al que para llegar tendrás que coger un bote desde Portofino o Camogli. Eso sí, si tenéis interés por pasar un día tendréis que madrugar y coger el primer barco porque se va llenando. Para comer aquí tendréis que reservar, pues hay pocos restaurantes y además según he leído por ahí no son baratos. Algo que no se si conoceréis es que aquí se encuentra el famoso Cristo del abismo, Cristo degli Abissi, una estatua de bronce de Jesús de Nazareth, sumergida desde 1954 en el fondo de la bahía de San Fruttuoso al que también se puede llegar con barco, pagando eso sí un módico precio.

Hasta aquí lo que os quería contar de nuestro maravilloso día en este lugar tan bonito y del que quedamos enamorados desde el mismísimo momento en que vimos su bonita bahía, arrivederci Portofino.

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